ALBERTO RODRIGUEZ :: FOLKLORE DE CUYO
   
     
 
   
 
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El gaucho
El bocio
La serenata
Los fogones
El matadero
Las chinganas
Tonadas cuyanas
del siglo XLX

Quien te amaba
ya se va

El martirio o La tirana
Dos tonadas
que son una
Juan Gualberto Godoy
Tonada en romance
El medio amante
y Yo vendo
unos ojos negros

Tonada de las
Sierras Morenas

Influencia chilena
en la tonada cuyana
 
Fotografías
 
Agradecimientos

Una característica física: El bocio endémico

“Cada región del país acusa diferencias psicológicas, que se advierten entre tantas manifestaciones, en sus canciones nativas a través de las variantes de los ritmos. En lo musical o en la forma de interpretarla, ya por la lírica vocal o las filigranas del baile.
De ahí que las variantes anímicas, rítmicas melódicas, dependen seguramente del carácter de cada zona y del conocimiento étnico…
El folklore cuyano no es precisamente el folklore pampeano. Las características del suelo, sus medios de vida diferente, han dado origen a un modo de ser distinto.
Durante cierta época del pasado se manifestó en los pobladores de nuestra zona, sin distinción de sexo, como consecuencia del consumo de agua turbia de los ríos, en la bebida y en la alimentación, una característica física. Nos referimos al bocio.
El bocio endémico, aparecía como una dilatación de los tejidos del cuello, sin molestia alguna, ensanchándose paulatinamente, hasta formar una protuberancia blanda que caía luego sobre el pecho, a manera de una bolsa.
Después se llegó a comprobar que las personas atacadas por el bocio, perdían parte de su vivacidad imaginativa, su poder de raciocinio y su lucidez de juicio y de ahí el calificativo de ´cotudos’, aplicado a remotas épocas a los mendocinos, encerrara también una alusión despectiva a sus condiciones intelectuales.
La idiosincrasia mendocina sufrió indiscutiblemente, la influencia de esa perturbación fisiológica e imprimió al carácter de nuestro antecesor colonial ciertas peculiaridades que le son exclusivas.
Esto se reflejó en las expresiones musicales, al igual que en las danzas. Era lento y parsimonioso en sus movimientos. Sin embargo, el cuyano lució su ingenio, rapidez y picardía en centenares de coplas populares, sobre todo en las cuecas y gatos cuyanos,  que fue lo que se denominó ‘el folklore prohibido’.
´Cotudos patas a la rastra’, se hizo dicterio expresivo de rivalidades localistas de las provincias vecinas (Canciones de mi Tierra, Alberto Rodríguez 1943).


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