ALBERTO RODRIGUEZ :: FOLKLORE DE CUYO
   
     
 
   
 
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El gaucho
El bocio
La serenata
Los fogones
El matadero
Las chinganas
Tonadas cuyanas
del siglo XLX

Quien te amaba
ya se va

El martirio o La tirana
Dos tonadas
que son una
Juan Gualberto Godoy
Tonada en romance
El medio amante
y Yo vendo
unos ojos negros

Tonada de las
Sierras Morenas

Influencia chilena
en la tonada cuyana
 
Fotografías
 
Agradecimientos

 

 

 

 





Las serenatas cuyanas:

La Serenata fue otra costumbre traída por la Conquista. Tomó modalidades diferentes en América y a su vez en las distintas regiones de un mismo país. En Cuyo, esta antigua costumbre gozó de un fuerte arraigo. Si bien fueron antiguamente nocturnas y dedicadas a las mujeres, no se sabe desde cuándo -pero ya eran populares a principios del siglo XX- recibieron esta deferencia los ‘compadres’ nativos del lugar, o las familias amigas, por el valor afectivo o amistoso que implicaba una serenata. Sirvió como excusa para ir a saludar y darle una sorpresa al compadre tal…, como pretexto para divertirse con cuecas y tonadas en horas de la noche o a la madrugada. Un grupo de cantores con guitarras y requintos interpretando una tonada tradicional, con un lindo cogollo acompañado de un vals criollo, anunciaba su llegada a la puerta de la casa. Era común que en las casas dónde se daba una serenata se encendieran las luces. Nunca faltaba un buen vino de la bodega familiar, para invitarlos a pasar y alargar esta velada cuanto quisieran. El repertorio podía extenderse con otras canciones.
Algunas veces había un cantor de los enamorados tímidos, que servía de intermediario con el canto. A veces ocurría que el que daba la serenata no sabía cantar, ni tocar la guitarra. Algún compadre lo hacía por él, o si no un buen solista o un dúo con una paga.
Antiguamente, el mejor clima para la serenata era el silencio. Las serenatas se daban cuando en las casas se apagaban las luces.
Sin duda, fueron los antiguos y anónimos valsecitos criollos que por la temática -amorosa, afectiva- eran cantados especialmente para estos momentos. A éstos el colectivo los llamaba ‘Serenatas’. También se les llamaba así a ciertas Tonadas populares que se cantaban especialmente para estas ocasiones.

porque te amo
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Fue muy popular, la Tonada “Duerme niña” Tonada en cuarteta. Era conocida por algunos como “Serenata tradicional”

I Estrofa:
De lo ausente que andado
llegando vengo recién
a encadenarme a tus brazos
Ya estoy de vuelta mi bien
Estribillo:
Duerme, duerme niña
duerme, duerme, en paz
que son tus ojitos hermosos
son para enamorar
II Estrofa:
Ya estoy de vuelta mi bien
y aquí me tienes rendido
quisiera que me contaras
de los gustos que has tenido
Estribillo: ÍDEM

duerme niña
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Esta otra versión fue tomada de Don Modestino Ortíz, oriundo de Departamento de Guaymallen, Mendoza. Nació en el año 1871. Me dijo haberla aprendido cuando tenía catorce años .Modestino Ortiz, cantaba muy bien Aunque era un excelente ejecutante de guitarra, prefería cantar solo, y ser acompañado.

I Estrofa:
De lo ausente que he andado
llegando vengo recién
a encadenarme en tu brazos
ya estoy de vuelta mi bién
II Estrofa:
Ya estoy de vuelta mi bien
sin ninguna indiferencia
quisiera que me contaras
como te fue con mi ausencia
III Estrofa:
Cómo te fue con mi ausencia
cuando yo andaba perdido
Quisiera que me contaras
De los gustos que has tenido
IV Estrofa:
De los gustos que has tenido
tengo de hacer una lista
del tiempo que yo he andado
careciendo de tu vista.


Esta versión es de forma encadenada, se repite en el primer verso, el último de la forma anterior.

En San Juan, también era muy popular. Era recordado por muchos cantores tradicionales, entre ellos los hermanos Isidro, Raúl e Ildefonso Oro.
Don Mamerto Florentino Vera, oriundo de Astica, provincia de San Juan me manifestó por la década del ‘30 que esta Tonada se cantaba hace más de setenta años allí, por haber sido transmitida de padres a hijos. De él tomé esta otra versión, con el título “Yo ausente que he andado”.


I Estrofa:

Yo ausente que he andado
llegando vengo recién
encadenado en tus brazos
ya estoy de vuelta mi bien.
II Estrofa:
A visitarte he venido
quisiera que me contaras
de los gustos que has tenido (bis)
III Estrofa:
Los gustos que hayas tenido
cuando ausente hayas andado
por mi cuenta yo he hallado
que tu me has olvidado
IV Estrofa:
Si ya me has olvidado
te lo pido por favor
que si de mí no te acuerdes
no te olvides de mi amor
V Estrofa:
Ya vengo a decirte adiós
Por qué fiel amante soy
y a darte el último abrazo
por que mañana me voy.


Doralizo De la Rosa, nacido en Mendoza, a fines de 1890 fue otro gran cantor, muy conocido por aquellos años. Él la cantaba con esta letra,-aunque con algunas variaciones- y sin estribillo.

tonada el andar ausente
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ALGUNAS NOTACIONES… Pequeñas historias para el recuerdo

Don Felipe Díaz, antiguo vecino de la localidad del Bermejo, Guaymallen, manifestaba que éstas eran muy comunes en esa localidad a fines del siglo XIX. “Casi siempre todas estaban dedicadas a las hermanas Mascareño, unas lindas criollas que cantaban y bailaban como los dioses”. Recuerda esta letra de Tonada en cuarteta:

I Estrofa:
A deshoras de la noche por ti
peligra mi vida
si sabes pagar favores
despierta si estás dormida.
II Estrofa:
Al tribunal del amor
al presentarme le advierto
si será justo que duermas
andando por ti despierto
III Estrofa:
Despierta prenda querida
mira que al pie de tu reja
vengo a cantarte mis rejas
con el alma dolorida


Según Don Felipe Díaz, si la luz no se encendía, el desprecio más grande lo constituía el mismo silencio.
Las Hermanas Mascareño fueron cantoras muy famosas, hijas de familia tradicional de la localidad del Bermejo, Guaymallen. Aportaron mucho repertorio que recordaban con una gran generosidad hacia la tarea de búsqueda de nuestro folklore regional.
Don Rosauro Gómez, sanjuanino nacido en la segunda mitad del s. XIX era un admirable ejecutante de guitarra y excelente cantor. En las famosas termas de La Laja, cuando recogía información folklórica, me contaron algunas personas del lugar que este cantor en las noches realizaba serenatas en la puerta del hotel e improvisaba dedicatorias y cogollos muy sabrosos, que al día siguiente entre mate y mate se comentaba risueñamente. Entre su repertorio preferido para las serenatas, figuraba esta Tonada en Décima de carácter cómica, picaresca.

I Estrofa:
Si quieres que yo te quiera
mi h’ai de admitir un consejo.
Qu’e hay de matar a ese cusco
p’a que se duerman los viejos.
Si no lo matás te dejo
y para siempre te olvido
porque vivo con recelo
como te lo hi’alvertido
por causas de tus ladridos.
II Estrofa:
Por este maldito cusco
fue causa que nos pillaron
los viejos nos apaliaron
y él se me fue a los tobillos
me rompió lo calzoncillos
yo me rajé la cabeza
ese viejo pierna gruesa
nariz de vaina’e podón
por causa ‘e la perra vieja
m’ihizo romper el codón.
III Estrofa:
Matá ese maldito cusco
con la mayor ligereza
te visto de pie a cabeza
sin que a vos te falte nada
te regalo una pollera
juntamente una frazada
yo no te haré faltar nada
de todo t’hi de dar harto
porque ya muriendo el cusco
te doy hasta los zapatos.
Dedicatoria o Cogollo:
Sr. F… que viva
clavelito colorado
en casa donde haya cusco
no se meta a enamorao
porque si el cusco ha ladrao
luego los viejos lo sienten
se levantan “redepente”
enojados como el diablo
y le hacen pasar a palos
las penas de San Clemente.


Esta Tonada también fue muy popular en Mendoza y en San Juan:
Don Pedro Rodríguez, cantor popular sanjuanino nacido alrededor del año 1885, manifestó haberla aprendido por el año 1900.

Don Julio Balmaceda, nacido en la misma provincia en la década de 1880, me dictó otra décima de esta Tonada:

  

Matá ese viejo asesino
p’a que vivamos a gusto
dejemos de pasar susto
y yo helarme de frío
al sereno y al rocío
cuando te estoy aguardando
divisio p’a la cocina
veo el viejo cabeciando
y no se quiere asestar
porque el cusco está ladrando.



En Mendoza, Don Ramón Martínez, mendocino del año 1860, dijo haberla aprendido desde muy joven. Según éste era conocida con el nombre de “El Gatiador”.
También la cantaba Don Pedro López Moyano, del año 1886, a quién le tomé la primera versión musical.


el gatiador
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Este tipo de Tonadas en décima, de carácter cómico, picaresco, fueron muy populares en Cuyo. Se cantaba por lo general en momentos festivos. Eran versos simples. El cantor no respetaba del todo la rima característica de la décima. Muchas veces improvisaban la letra, que no tardaba en popularizase. Abundaban costumbrismos, palabras propias del lugar, abreviaciones.
Al cantar esta Tonada, tanto los cantores como los que la escuchaban, solían divertirse, ya que su letra se prestaba para hacer miradas intencionadas.
Se le llamaba de manera popular “cusco”, “cusquito” al perro.
Otra Tonada muy popular para las serenatas cuyanas era esta otra: “Despierta prenda querida”. Tonada en décima, de carácter amatorio.
Don Pedro Rodríguez, afirma que esta Tonada es de la provincia de San Juan. Se la aprendió a Don Carlos González, otro cantor sanjuanino nacido por el año 1900.



I Estrofa:
Despierta prenda querida
mirá que al pie de tu reja
vengo a cantarte mis quejas
con el alma dolorida.
Despierta que el nuevo día
viene la aurora aclarando
y el pajarillo anunciando
la brisa anunciando
la brisa suave y hermosa
mientras su voz quejumbrosa
mis penas estoy cantando.
II Estrofa:
Cruel inquietud me devora
nada, nada me consuela
y paso la noche en vela
hasta que llega la aurora
así vive quien te adora
en un continuo penar.
No hay nada que a mi pesar
pueda darle alguna calma
por eso dueña del alma
vengo tu sueño a turbar.
III Estrofa:
En fin, me voy de tu lado
llevando mi corazón
lleno de satisfacción
por haberte despertado.
Aún siento haber turbado
de tu sueño lo mejor
pero no tengo valor
para abandonar tus rejas
donde un recuerdo te deja
este triste trovador.


Esta otra versión está registrada en el cuaderno de Don Roque Guzmán, famoso cantor popular mendocino. También la cantaba Don Fermín Lucero, cantor popular de Mendoza, oriundo del departamento de Junín.
La primera, segunda y cuarta décima, son iguales a la anterior.

III Estrofa:
Me voy lanzando un suspiro
y el alma de angustias llena
me voy a llorar mis penas
en solitario retiro
si sabes que un día expiro
de tantas penas abatido
oirás un triste gemido
en tu sueño encantador
de mi alma el esplendor
vendrá a endulzar tus oídos.

despierta prenda querida
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Este tipo de Tonadas en décima de carácter amatoria- dramática, abundaron en la región. No solamente fueron cantadas en los momentos de serenatas.
En las recopilaciones de Tonadas sobre todo en las cuartetas y en las décimas, abunda esta temática, que al parecer el hombre antiguo, las componía especialmente para esta ocasión, por las letras similares que hacen alusión al hombre que anuncia con el canto su llegada a la ventana de la niña para manifestarle su amor, a los momentos como el amanecer, el alba, la aurora, al sueño, al despertar suave.
Con los años, las serenatas se dieron en cualquier momento del día, y para cualquier ocasión: el día del Santo, el cumpleaños, un aniversario de bodas, y cualquier otro festejo o agasajo que quisieran hacer. Lejos quedó de ser esa primera expresión de amor a la mujer. Las temáticas variaron. Pero su esencia seguía vigente (Alberto Rodríguez).  


Apuntes de recopilación de Alberto Rodríguez, en la década del ‘30.


Lo que dijo Gabino Coria Peñaloza:

Es un rito nocturno, con reminiscencias trovadorescas, tan intensamente difundido en Cuyo, lo que a su vez explica en cierto modo la superabundancia en nuestra región de la Tonada amorosa.
La serenata es una antigua costumbre traída a América por los conquistadores y sin duda alguna ha sido la levadura motriz de nuestro folklore, en su aspecto musical y literario. Es una creación del hombre enamorado de todos los tiempos y cantada a viva voz ante la ventana del ser querido. Es un elemento altamente sugestivo y especial para eslabonar sentimientos y encadenar corazones. Porque es enorme el poder de sugestión que tiene la serenata oída a altas horas de la noche…
Empezaron por prohibirla en las grandes ciudades…Pero aún no ha muerto. He tenido ocasión de oírla en las tres provincias de Cuyo y en La Rioja aunque no en la forma intensa con que se la cultivaba antiguamente en todas las provincias y hasta en Buenos Aires…
Volviendo a la difusión de la tonada amorosa, hay en el folklore cuyano una variedad infinita en las que el hombre enamorado manifiesta el estado del alma. Las hay de carácter lastimosamente rogativo, las hay del adiós desgarrador, las de amarga ausencia, las de melancólico recuerdo y hasta las hay de jactancia y prepotencia pasional, como la siguiente que he oído en la región sanluiseña:


Yo soy el halcón de virtudes
que cazo cuando tengo hambre;
y no se me echa de ver
el daño que hago en las aves.
Les he dicho a las palomas
aquellas que de mí huyen
que no se esquiven de mí
que soy halcón de virtudes.
Me subo a los elementos
y a mi pico le echo llaves
me bajo a los dormideros
a cazar cuando tengo hambre.



Estos versos en los que el enamorado manifiesta su espíritu donjuanesco, de conquistador irresistible, son raros en la tonadas amorosas de Cuyo, porque, como he dicho, el cuyano enamorado ruega siempre al objeto de su amor o cuenta sus tristezas o el estado de ánimo en que vive. Hay una Tonada, que bien podríamos llamarla la Tonada del Recuerdo. Tiene por título “Los Juramentos” y es, en mi concepto, una de las más grandes tonadas con que cuenta el folklore argentino en todas sus regiones desde el punto de vista musical:



Esos tiernos juramentos
que con llanto te entregué
quedarán siempre grabados
aunque sepultado esté
esos tiernos juramentos
que con llanto te entregué.
Todo lleno de tormentos
hoy mi corazón está
pero me queda el contento
que no he de olvidar jamás
que no he de olvidar jamás
esos tiernos juramentos.


Al oírla se piensa sin querer en la capacidad emotiva que tuvo el corazón de este autor anónimo para sentir tan honda emoción, ese sollozo, esos llantos que en un instante de inspiración echó a rodar por el mundo…
Fragmento de un artículo escrito para el diario Los Andes,
Mendoza, en el mes de enero en 1939.

Gabino Coria Peñaloza (1881-1975) fue uno de los grandes poetas argentinos, autor entre muchas obras de las letras de tangos famosos como Caminito, El Pañuelito. Nació en la provincia de San Luis. Vivió en Buenos Aires y en Chilecito, provincia de la Rioja. Gabino Coria Peñaloza está identificado como uno de los letristas más memorables del tango argentino.
“Gabino Coria Peñaloza fue un gran amante y conocedor de las tradiciones populares cuyanas, así como excelente cultor de las viejas melodías populares de nuestra región”. (A. Rodríguez)


Otras anécdotas para el recuerdo:

Don Carlos Washington Ortuvia, mendocino, nacido en el año 1941, es un gran bailarín de las danzas folklóricas cuyanas, hijo de familia tradicionalista y cultora de las costumbres regionales. Acerca de las serenatas, recuerda: “Mi padre, Don Lisandro Ortuvia, nacido en San Juan en la década del ‘20 al igual que mi abuelo, era un gran entusiasta y cantor de lo nuestro. Vivíamos en la localidad de Media Agua -límite entre Mendoza y San Juan-. Alrededor del año 1935 mi papá, con Don Alberto y otros amigos, iban hasta Guaymallen y subían el piano a una “chatita” modelo 1920 para ir a dar serenatas. También, obviamente llevaban las guitarras. De allí se iban a Lavalle. De Lavalle a Jocolí, de allí a San Carlos. El recorrido podía ser de las formas más variadas. También desde Media Agua iban para el lado de San Juan. Las Serenatas podían durar desde unas horas hasta una semana. En algunas ocasiones, también subía a la chatita el dueño de la casa que había sido homenajeado con esta, para seguir el trayecto-y por qué no esta fiesta- con ellos.”
“En las reuniones familiares de la época, en una determinada hora de la noche, los hombres dejaban a sus esposas, para seguir continuando la fiesta con serenatas. Siempre al empezar se tocaba una Tonada tradicional o un valsecito criollo. Adentro de la casa, el repertorio era infinito. La serenata era lo más lindo que le podía pasar a una persona…”
“Una noche, en una de las tantas juntadas en la casona de la gran familia Oro -familia tradicional de la localidad de Pocito, provincia de San Juan- se encontraban reunidos un grupo de amigos. Don Raúl Oro con Don Alberto y otros amigos, decidieron subir un piano, junto con las guitarras a un camión cuyo dueño era un señor de apellido Díaz. Era posiblemente la medianoche. Querían darle una serenata al compadre Antonio Rodríguez, que vivía en Valle Fértil. Desde Pocito hasta Valle Fértil, habían más de doscientos kilómetros El camino era de ripio. En ese entonces no estaban asfaltados. Habiendo llegado a Valle Fértil, y a la puerta de la casa del compadre seguramente desde arriba del camión, empezaron a sentirse las músicas de la Tonadas.”
María Luisa de Oro, esposa de Raúl Oro (h) recuerda lo siguiente: “Me casé con mi marido en el año 1968. En la época en que me pretendía, todas las noches- alrededor de las dos o tres de la mañana-, iba a dar serenatas a la puerta de mi casa. Cantaban Tonadas y valsecitos muy antiguos. Entre las Tonadas, recuerdo “El Gran Salomón”, “Duerme niña”. Papá los recibía muy atento. Un día-seguramente cansado de que lo despertaran- me dijo: “Decile que sí de una vez, a ver si me deja dormir…”(risas). Me conquistó con las serenatas…”
“La gran familia Oro, fue una de las familias más antiguas y tradicionales de San Juan. Estaba compuesta por nueve hermanos. Eran excelentes músicos, cantantes y eximios bailarines de nuestras danzas. Su casa era muy famosa por la concurrencia permanente de músicos y bailarines de antiguas cuecas cuyanas, entre ellos Don Raúl Oro, que bailaba como los dioses. Los hermanos Raúl, Isidro, Ildefonso Oro contribuyeron con una memoria prodigiosa a la recopilación del acervo tradicional de Cuyo” (A. Rodríguez).
Antonio Rodríguez, también fue otro gran cultor. Nació en San Juan, a fines del s. XIX. Era muy buen cantor y músico.
Bertha Videla, sobrina de Fermín Videla, mendocino, gran cantor y cultor del folklore cuyano, recuerda que “Fermín Videla pasaba a buscar a Hilario Cuadros, en su voaturé. Cargaban la pianola de Alberto Rodríguez, la guitarra y el mandolín, y se iban a dar serenatas a las chicas del barrio…” (Diario “Los Andes” 2002).
“Muchas veces, bastaba con el recorrido por los barrios, o por las distintas localidades de un Departamento. Igual era un motivo de diversión y de goce para todos” (Carlos Ortuvia).
Fermín Videla fue otro de los hombres memorables de nuestro cancionero. Fue un excelente cantor, músico y trasmisor del repertorio anónimo. Vivió en Guaymallen. En su casa se celebraban de forma recurrente reuniones, a las que concurrían los mejores cantores, guitarristas y eximios ejecutantes del requinto, como Don Heriberto Videla. También excelentes bailarines de cuecas cuyanas. Estas reuniones en la casa del “Pelao” Videla se prolongaban hasta el amanecer. Fermín Videla fue otro de los hombres que contribuyó con su gran memoria, a la tarea de recopilación (Alberto Rodríguez).


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